sábado, 24 de agosto de 2013

LA IMPORTANCIA DE RELEER CLÁSICOS DE NUESTRA LITERATURA.



   Aunque estoy de vacaciones, el tiempo libre da para mucho: ir a la playa, echarse una buena siesta, dormir sin la presión del despertador... y sobre todo, leer, leer placenteramente, leer sin ningún objetivo, solo por instinto, por diversión. Sabedores de la máxima taoista, de que uno encuentra el camino (destino), cuando, cansado,  ha dejado de buscarlo, y se percata de que ya está sobre él...

   Por ello el verano es la época más propicia para disfrutar de los placeres vitales humanos. En mi caso, uno de esos mencionados placeres, es la lectura. Y ahora me encuentro leyendo clásicos de la literatura española de los siglos de Oro. Concretamente, el Buscón. Y es una sorpresa para los lectores que ahora no voy a desvelar, pero se trata de un interesante trabajo para que dé a luz próximamente...

   Bueno, sin desviar la atención sobre este asunto: el caso es que es un libro ameno, divertido y a la vez triste. Sus bromas no provocan carcajadas, a no ser que uno sea un poco psicópata, sino que generan compasión y lástima. Y esa es la literatura pícara. La encontramos en El Lazarillo, donde nos muestra la vida de un joven sin más aspiraciones que las de sobrevivir, comer todos los días y superar el hambre que le ha castigado toda la infancia y juventud. Que prefiere vivir con una mujer que disfruta de placeres terrenales con un sacerdote, sufrir el escarnio público, a cambio de manutención cotidiana... un reflejo de un país imperial, pero donde sus ciudadanos vivían famélicos... con el Guzmán de Alfarache, Mateo Alemán da un giro a la novela pícara, y busca un trasfondo moral, implicaciones filosóficas y disertaciones que justifiquen el porqué de aquellas polémicas existencias humanas. Y Quevedo, a sus 24 años, escribe El Buscón sin el menor ánimo de publicarlo, solo de escribir un texto sencillo y divertido, entretener a la gente con las penurias humanas, con las vergüenzas ajenas. 

  El Buscón nos exige una cierta reflexión y concentración. Leer libros clásicos requiere un esfuerzo para entender las sutilezas del autor, las intenciones traviesas de la época y la mentalidad de aquellos pueblos... es una labor etnográfica, y por ello, qué duda cabe, los clásicos en España, no se leen... es una lástima, pero el lector actual necesita leer libros sencillos, fáciles de comprender, con abundantes diálogos que le permitan empatizar con los personajes, con un buen planteamiento y mucha intriga, acción permanente y desbordante. En definitiva, nuestro ritmo de vida, rechaza la lectura de clásicos que exigen tiempo libre, casi "dedicación exclusiva". 

  Pero a cambio, nos abren las puertas a otro mundo, a otras costumbres, a otro lenguaje que enriquece el nuestro, que nos permite comprender por qué somos como somos actualmente. Aconsejo leer las Novelas Ejemplares, El Diablo Cojuelo, y naturalmente, las novelas pícaras, de lectura sencilla y anécdotas curiosas, insospechadas... y para los más jóvenes, el Libro de Buen Amor, del Arcipreste de Hita, por sus numerosos consejos para ligar con otros jóvenes en un alarde de virtuosismo genialmente escrito.

   A pesar de que sea más complicado leer un libro de otra época, os animo a leer literatura clásica, no os arrepentiréis, y un mundo nuevo se desplegará a vuestro alrededor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario