sábado, 23 de junio de 2012

LA LITERATURA DISTÓPICA

Hola a tod@s.

Quería agradeceros vuestras visitas y saludos, así como los mensajes que he recibido. Es un verdadero placer poder tener este blog desde el que entablar conversaciones de cualquier tema cultural.
Hoy me encantaría escribir sobre un subgénero literario de ciencia ficción que es mi favorito y sobre el que he escrito abundantes páginas: las distopías.
Todos hemos leído novelas distópicas, aunque la palabreja resulte desconocida, o cuando menos extraña: sería lo contrario a la utopía. Frente al mejor de los futuros posibles, nos podemos imaginar, intuir o especular sobre el peor de los futuros probables, es decir, crear en nuestra imaginación, un hipotético futuro diferente del que cabría desear. Así nos podemos inventar un futuro terrorífico en el que no podremos ser felices, como el que se creó con "Fahrenheit 451", la temperatura a la que arden los libros, o "Un mundo feliz", o "1984", "La fuga de Logan"... y un larguísimo etcétera.
Dentro de la ficción científica, es la especialidad más especulativa y filosófica, y reconozco que la que más me apasiona. Desearía fijar mi atención y mis recuerdos en una obra de Margaret Atwood, para mí, su obra cumbre:
"El Cuento de la Criada".
 Tal vez la mejor obra distópica del siglo veinte, lo cual es muy subjetivo por mi parte, pero posee tal riqueza de elementos y símbolos, que se pueden descifrar en ella multitud de alarmas sobre el posible mundo que se nos podría avecinar.
La novela relata la vida de una criada en una sociedad norteamericana dominada por un régimen teocrático. Nos explica que en un pasado no muy lejano, hubo un cambio de régimen, y se impusieron los valores puritanos de la ortodoxia religiosa más fundamentalista. El rol de la mujer desciende a un segundo plano, y su función se reduce al de procrear. La criada protagonista, recuerda cómo era su vida antes de la caída en desgracia de su país, cuando la libertad permitía escoger tu propio destino. Ella intentó huir a Canadá, donde aún se disfruta de un régimen democrático, pero le fue imposible. Nos lo cuenta en primera persona para adquirir un mayor dramatismo y realismo, y es un relato que aparece en una caja de zapatos, en unas cintas de casete antiguas. Un grupo de estudiantes del futuro con un afamado profesor de literatura, desentrañan el estilo literario de aquella historia que cuenta la supuesta criada, sin valorar la angustia que ahoga el mundo en el que viven.
El éxito de su novela, es que el final es demoledor, dejando la puerta abierta a un sinfin de especulaciones sobre lo que podría pasar a continuación, si hubiera una segunda parte.
 Hay algunos aspectos que pueden recordar el mundo actual, como la obsesión por la seguridad, o la pérdida de valores que conlleva una asfixiante crisis.
Quizás sea el papel del estado lo que menos se puede parecer al mundo actual. En su obra, Atwood nos muestra una sociedad teocrática donde el estado controla a todos sus ciudadanos, lo que contrasta con la tendencia actual a la desaparición del estado, o al menos, al estado nación tal como lo concebíamos desde la Revolución francesa, un estado soberano que pretendía representar a toda la sociedad y en la que ésta delegaba las decisiones tras unas elecciones por sufragio universal. El estado nación ha sido una creación identitaria de determinados grupos basada en una determinada lengua común, una religión mayoritaria y unos símbolos que reflejaban el alma todo un país. Con la crisis actual, el sistema financiero especulativo que hasta ahora gozaba de un inmerecido poder económico, ha decidido dar un paso más, y poseer también poder político, debilitando el papel del estado nacíón hasta la extenuación. Seguiremos teniendo estados como siempre hemos conocido, pero serán estados "floreros", sin facultades potestivas reales, a las órdenes del sistema financiero especulativo... y en el momento en que desobedezcan sus exigencias, les pasará como al primer ministro italiano hace unos pocos meses, el todopoderoso Berlusconi, que sin querer apoyarle, sí recordar que por lo menos él sí fue elegido por su pueblo, y no quien dirige en estos momentos los destinos de Italia... no sé cómo denominar esta situación, pero sí se parece bastante a una nueva distopía...
 El éxito de Atwood, está en su capacidad de anticipación. Es una escritora canadiense muy conocida en los ámbitos intelectuales y progresistas, y es de las pocas mujeres que escriben distopías; en su obra nos recuerda que el papel de la mujer en la sociedad sigue siendo muy precario y endeble, y cualquier fanatismo podría hacer peligrar sus éxitos históricos en pie de la igualdad. Que las crisis y quienes las provocan, consiguen que las víctimas se sientan culpables, y que la mujer siempre ha estado en el punto de mira de los fanatismos fundamentalistas.
La obra de Atwood, es ante todo un toque de atención para que la mujer se mantenga alerta sobre sus legítimas reivindicaciones en un mundo que desafía con retornar a otra época.
Y ahora esperaré anhelante vuestras opiniones y críticas, para enriquecer el debate sobre este tema o cualquier otro que deseéis proponer. Sobre las distopías queda mucho por escribir, y prometo seguir haciéndolo otro día. os hablaré de una de mis novelas que voy a publicar este mismo mes, que se titula "Metanoia", y también es de ciencia ficción. Es una distopía diferente a las de Atwood, con bastantes menos pretensiones, pero con la que he querido entretener a un público heterogéneo.
De momento, aquí os envío esto hasta el próximo día.
 Hasta pronto!!!

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